La uretrocistoscopia es una prueba endoscópica que permite evaluar la uretra, el cuello vesical, el interior de la vejiga y la próstata. Se trata de un método diagnóstico muy útil para detectar distintas patologías urológicas, como tumores, cálculos, cistitis, malformaciones o estrecheces, entre otras.
Este procedimiento es mínimamente invasivo, se lleva a cabo con la vejiga llena y con la aplicación de anestesia local, y consiste en introducir cuidadosamente el uretrocistoscopio por la uretra hasta llegar a la cavidad vesical para poder observar las posibles anomalías que se encuentran en todo el tracto urinario.
Durante la realización de la uretrocistoscopia, se pueden realizar otros procedimientos como la extracción de cuerpos extraños o la biopsia de algunas lesiones vesicales.
Tras la realización de esta prueba, el paciente puede presentar molestias a la hora de orinar e, incluso, puede ocurrir que la orina lleve consigo un poco de sangre. Sin embargo, estas, por regla general, desaparecen en un máximo de 24 horas.
La uretrocistoscopia puede provocar infección, por lo que el especialista podrá recetar un antibiótico al paciente con el objetivo de prevenirla.