Quizá, cuando pensamos en el término “prótesis de pene”, nos venga a la cabeza la típica solución extensible de plástico. Sin embargo, ¿sabías que no existe ningún tipo de relación entre ambas?
Las prótesis de pene se utilizan, principalmente, en casos de disfunción eréctil, un problema que puede afectar a entre un 20% y un 45% de los varones, sobre todo a partir de los 40 años.
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¿Qué son las prótesis de pene?
Las prótesis de pene son implantes internos que permiten al hombre recuperar la erección. Estas pueden ser de tres tipos: maleables o no hidráulicas, hidráulicas de dos componentes e hidráulicas de tres componentes. La decisión de colocar una u otra dependerá de las necesidades y preferencias del paciente, así como de las recomendaciones del urólogo.
Las prótesis maleables o no hidráulicas, más tradicionales, básicas y económicas, se manejan de forman manual y son más sencillas de implantar, pero su mayor inconveniente es que mantienen el pene siempre semi-erecto.
Las prótesis hidráulicas de dos componentes están formadas por dos cilindros de silicona que se introducen en los cuerpos cavernosos que conforman el tronco del pene y un depósito de suero fisiológico que funciona como una bomba, ubicado en el interior del escroto, que es lo que permite activar la prótesis y hacer fluir dicho líquido, para su correcto funcionamiento.
Prótesis hidráulica de dos componentes. Imagen de Boston Scientific.
Las prótesis hidráulicas de tres componentes se diferencian de las anteriores en que, en lugar de encontrarse el suero en la bomba, este se ubica en el interior de una esfera adicional, que se suele colocar en el pubis, generalmente en un lugar cercano a la vejiga. Estas se activan y desactivan de la misma forma que las prótesis de dos componentes.
Prótesis hidráulica de tres componentes. Imagen de Boston Scientific.
Tras su implantación, la prótesis, sea del tipo que sea, siempre permanece en el interior del cuerpo masculino y es completamente invisible al exterior.
En el día a día habitual del paciente, la prótesis se encuentra, como comentamos, desactivada. Sin embargo, cuando este desee accionarla para poder tener una relación sexual satisfactoria, deberá accionarla o apretar la bomba, para que el suero pase de su depósito a los cilindros hinchables de los cuerpos cavernosos, provocando la erección de una forma muy similar a como esta se produciría de forma natural.
Prótesis de pene: ¿en qué casos se recomiendan?
Las prótesis de pene se recomiendan únicamente en casos de varones que no han tenido una respuesta positiva a los tratamientos recomendados para solucionar un problema de disfunción eréctil, desde terapias farmacológicas hasta cualquier otro tipo de solución de aplicación externa que se haya podido aplicar sin éxito.
En estos casos, en los que el paciente no haya respondido al tratamiento como debiera, se plantea la posibilidad de implantar una prótesis de pene que le permita recuperar su función sexual y así volver a disfrutar de una vida sexual sana y satisfactoria.
Colocación de una prótesis de pene
El procedimiento para la colocación e implantación de una prótesis de pene se lleva a cabo a través de una cirugía de unas dos horas de duración, con anestesia raquídea o general, en función de cada caso.
Durante este, se realiza una pequeña incisión entre el pene y el escroto para la colocación de los cilindros en la túnica albugínea, la colocación del depósito de suero (en el caso de una prótesis de tres componentes) y la introducción de la bomba que posteriormente accionará la prótesis.
Generalmente, el paciente estará ingresado entre 24 y 48 horas, tras las cuales se le permitirá volver a casa para continuar con el postoperatorio. No se recomienda activar la prótesis ni mantener relaciones sexuales hasta pasadas 6 semanas de la intervención.
Lo normal es que este tipo de cirugía no produzca ningún tipo de infección ni rechazo. La prótesis tiene una duración media de 15 años por lo que, pasado ese tiempo y si el paciente lo desea, podrá sustituirse por otra.
Vida sexual tras la implantación de una prótesis de pene
La mayor parte de los pacientes que han solucionado sus problemas de erección con una prótesis de pene muestran una elevada satisfacción, tanto a nivel psicológico como sexual, al volver a ganar confianza en sí mismos y encontrarse de nuevo, junto a su pareja, ante una vida sexual completamente satisfactoria.
Gracias a las prótesis de pene, el hombre puede practicar sexo de forma completamente normal, teniendo y manteniendo erecciones, experimentando orgasmos e, incluso, pudiendo tener descendencia si así lo desea.
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