Si a usted el PSA (siglas en inglés que corresponden a antígeno prostático específico) o marcador tumoral prostático le ha salido alto (por encima de 4 ng/ml.), le interesa leer este artículo.
A diario atendemos pacientes alarmados porque el marcador tumoral prostático esta por encima de los valores de normalidad. La reacción lógica, por el desconocimiento de este tema, es de miedo ante la posibilidad de tener un cáncer de próstata. Sin embargo, y afortunadamente, la especificidad de este marcador no es tan elevada como para permitirnos concluir que PSA alto significa que “padezco un cáncer de próstata”.
El PSA fue descubierto en 1970 por Richard Ablin, animado a investigar sobre el diagnóstico precoz del cáncer de próstata cuando su padre falleció por un cáncer de próstata avanzado que había pasado desapercibido. Tal fue la repercusión que se creó la “Fundación Robert Benjamin Ablin para la Investigación del Cáncer”, en memoria de su padre. Desde entonces el PSA nos ha permitido hacer un diagnostico precoz del adenocarcinoma de próstata pero, también, cómo no, ha motivado numerosas exploraciones innecesarias y alarmas infundadas.
Como ya hemos comentado, PSA alto no es igual a cáncer de próstata, ya que cualquier anomalía que acontezca en la próstata, aunque no dé síntomas, puede elevar el PSA. Factores tan insospechados como una eyaculación la noche anterior a la extracción de sangre o un tacto rectal unos días antes pueden elevar el PSA. También una congestión prostática, infección urinaria, estreñimiento severo, y exploraciones anales como una colonoscopia o una ecografía transrectal pueden llevar a una situación de alarma no justificada.
En nuestras clínicas, ante situaciones como estas, planteamos una sistemática de estudio dirigido a concluir si se trata de un problema serio o no. En ese protocolo, inicialmente, es muy importante transmitir tranquilidad al paciente ya que es mucho más probable que no se trate de nada importante. No obstante, es obligada una adecuada y exhaustiva historia clínica, una exploración urológica, que incluye el tacto rectal, y la ecografía vesico-prostática con o sin flujometría.
En la gran mayoría de los casos no encontraremos nada en ninguno de estos tres pasos, y por ello bastará con tranquilizar al paciente y a su familia, o dar medicación oral para repetir el análisis unos meses más tarde para valorar los cambios. Solo cuando detectamos una induración prostática en el tacto rectal es obligado realizar la biopsia de próstata. Y, aún en estos casos, la biopsia suele ser normal.
Aproximadamente, solo el 20% de los pacientes que acuden a nuestras consultas con PSA entre 4 y 10 ng/ml. serán diagnosticados de cáncer de próstata en la biopsia. El resto serán diagnosticados de patologías de poca importancia y fácilmente tratables.
La adecuada información al paciente, que para nosotros es tan importante, le permitirá no dejarse llevar por el miedo y actuar de una forma más ordenada. Es imprescindible que se deje asesorar por su urólogo de confianza y evite consultar las informaciones sesgadas o incompletas que aparecen en redes sociales o Internet.
En Clínicas García Reboll estaremos encantados de poder orientarle y recomendarle la realización de pruebas que le aporten la suficiente información para que usted pueda decidir dónde y cuándo quiere ser tratado. Si quiere pedir una cita con nosotros, haga clic aquí.