La adenomectomía prostática, también conocida como técnica de Millin, es un tipo de cirugía mínimamente invasiva con la que se acelera la recuperación postoperatoria del paciente.
Como ya sabemos, la próstata es una glándula masculina que puede sufrir cambios a lo largo de la vida, pues generalmente incrementa su tamaño en dos ocasiones -alrededor de los 20 años y hacia los 40 años de edad-, lo que conocemos como hiperplasia benigna de próstata.
La consecuencia para la próstata de esta patología es un notorio aumento de tamaño, que puede ocasionar diversos problemas asociados, tales como la dificultad para orinar por la obstrucción del flujo de la orina de la vejiga a la uretra, con la consiguiente imposibilidad del completo vaciado de la vejiga, pudiendo dar origen a infecciones. Además, se pueden percibir molestias o dolor al orinar y un aumento de la frecuencia urinaria, tanto de día como de noche.
Cuando el especialista decide operar la próstata y extirparla de forma parcial o total, puede optar por diversas técnicas, entre ellas la resección transuretral (RTU) o la cirugía láser de próstata mediante láser verde o láser Tulio. Sin embargo, cuando nos encontramos ante una próstata de gran tamaño que no podemos tratar mediante otras técnicas clásicas o con cirugía abierta, tenemos a nuestro alcance la adenomectomía prostática, una técnica quirúrgica muy efectiva que se realiza mediante laparoscopia. Sobre ella hablamos en detalle a continuación.
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¿En qué consiste la adenomectomía prostática?
La adenomectomía prostática es un tipo de cirugía laparoscópica mínimamente invasiva en la que se realizan pequeñas incisiones en el abdomen que permiten al cirujano trabajar en el interior del cuerpo con una herramienta llamada laparoscopio, junto a todos los instrumentos necesarios (cámara, luz, bisturí, etc.). Gracias a esta técnica, al realizarse pequeñas incisiones de entre medio y un centímetro, y no haber una gran incisión abdominal, la recuperación postoperatoria es más rápida y sencilla.
Esta cirugía se emplea para extirpar parte o la totalidad de la próstata (prostatectomía radical laparoscópica). Se puede realizar únicamente por laparoscopia, pero el especialista también puede ayudarse del robot Da Vinci, un sofisticado sistema formado por varios brazos robotizados conectados a un monitor desde el que trabaja el cirujano y que están dirigidos por este. Mediante esta innovadora técnica, el especialista puede visualizar mejor el interior del cuerpo, ya que la visión es en 3D, así como a tener una mayor precisión para asegurar el éxito de la intervención.
La adenomectomía prostática y sus efectos secundarios
Como hemos comentado, la adenomectomía prostática es un procedimiento mínimamente invasivo, lo que significa que para llevar a cabo el proceso se realizan las mínimas incisiones posibles y estas son de un tamaño máximo de 1 centímetro.
Además de ello, esta técnica permite que el paciente se recupere en menos tiempo, necesitando también un menor tiempo de permanencia en el hospital, que la pérdida de sangre durante la intervención sea menor, así como que se reduzca el riesgo de infección postoperatoria.
Por tanto, y como conclusión, la adenomectomía prostática es un tratamiento seguro que, por supuesto, dependerá siempre de la destreza y experiencia del cirujano, pero se trata de una muy buena opción a considerar en casos de próstatas de gran tamaño que no se puedan intervenir mediante las cirugías convencionales.
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