Índice del artículo
El cáncer de vejiga es el quinto tipo de tumor más frecuente en España, por detrás del cáncer colorrectal, el de próstata, el de pulmón y el de mama.
Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en varones el cáncer de vejiga es el cuarto tipo de tumor más frecuentemente diagnosticado, con cerca de 12.400 nuevos casos registrados en 2017 y, en mujeres, se encuentra en el undécimo lugar, con más de 2.300 nuevos casos diagnosticados el pasado año.
La vejiga, órgano que forma parte del sistema urinario, se encarga de almacenar la orina, previamente filtrada por los riñones y conducida hasta ella por los uréteres, para su expulsión a través de la uretra. Se trata de un músculo hueco situado en la región pélvica que se va deteriorando con el paso de los años, lo que puede conllevar la aparición de patologías diversas.
Cáncer de vejiga: El quinto tumor más frecuente en países desarrollados
El cáncer de vejiga se desarrolla cuando las células vesicales comienzan a reproducirse sin control. El tipo de cáncer vesical más común (90% de los casos) es el carcinoma urotelial, que se desarrolla en el interior del órgano y no es invasivo.
Este tipo de tumor afecta, principalmente, a personas adultas, sobre todo a partir de los 50 años. Así mismo, como hemos observado en las estadísticas de la SEOM, el cáncer de vejiga se presenta de forma más común en los varones.
No obstante, existen determinados factores de riesgo que influyen en su desarrollo, tales como el consumo de tabaco o la exposición a determinadas sustancias químicas industriales, como las gomas, los metales o los tintes, entre otros.
El cáncer de vejiga puede considerarse superficial cuando únicamente afecta a las capas más internas de la vejiga; o invasivo, cuando se reproduce por las capas internas y externas, llegando incluso a expandirse hacia otros órganos vecinos, como la próstata o el recto.
Con una sencilla ecografía se puede descartar la presencia de un tumor en la vejiga. Como ocurre con otros tumores la prevención es clave, pudiendo realizarse un screening anual, especialmente indicado en casos de pacientes fumadores o en aquellos que tengan antecedentes familiares, para así poder detectar cualquier incidencia a tiempo.
El tratamiento del cáncer de vejiga se puede realizar a través de la extirpación de la zona afectada de la vejiga y, aunque depende de cada paciente, cuando se trata de estadios más avanzados, generalmente se recomienda quimioterapia para reducir la zona de afección del tumor, para después proceder a la extirpación de la vejiga, así como de la parte de los órganos cercanos que estén afectados.
Más allá del cáncer de vejiga: Incontinencia urinaria y otras enfermedades
Como comentamos en el inicio de este artículo, además del cáncer de vejiga, existen otros tipos de enfermedades de la vejiga que también debemos tener en cuenta, para poder conocerlas, saber identificar sus síntomas y, así, diferenciarlas entre sí. Una de las más comunes, de la que ya te hablamos en este otro artículo, es la incontinencia urinaria.
La incontinencia urinaria consiste en la pérdida involuntaria de orina, lo que puede llegar a afectar en gran medida a la calidad de vida de las personas que la padecen. Su tratamiento consiste en la recuperación de la musculatura mediante los ejercicios de Kegel, que ayudan a fortalecer el suelo pélvico.
La vejiga neurógena es la pérdida involuntaria de orina como consecuencia de un trastorno neurológico, por una lesión de la médula espinal o una alteración en el sistema nervioso. Como ocurre en la incontinencia urinaria, además de los ejercicios de Kegel, el tratamiento de la vejiga neurógena puede basarse en la recomendación de fármacos específicos para la relajación de la vejiga, en la introducción de una sonda vesical de forma intermitente, en la infiltración de toxina botulínica en la vejiga o en la colocación de un marcapasos, en aquellos casos en los que sea necesario.
La cistitis es la principal infección de la vejiga. Se trata de una infección bacteriana que se produce más frecuentemente en mujeres y cuyo tratamiento consiste en la toma de medicamentos antibióticos, en el caso de que la infección esté originada por una bacteria. Cuando la causa es inflamatoria (no infecciosa) y el proceso es crónico hablamos de cistopatías crónicas; la más frecuente es la cistitis intersticial.
El cistocele, también conocido como prolapso vesical, consiste en el debilitamiento del suelo pélvico, lo que acaba produciendo una caída de la vejiga por la cara anterior de la vagina. Tiene lugar principalmente en mujeres, sobre todo tras la menopausia, y su tratamiento consiste en la rehabilitación de la musculatura del suelo pélvico en casos leves o en la cirugía en casos más graves.
¿Quieres saber más sobre otros tipos de enfermedades y tumores del tracto urinario? Continúa tu visita por nuestro blog y estarás al día sobre este y otros temas relacionados con la urología.
Si deseas hacernos una consulta o quieres pedir cita con nosotros, contacta con tu equipo de Clínicas García Reboll, estaremos encantados de atenderte.