Como ya hemos reflejado en otras ocasiones, en la actualidad el cáncer de próstata es el tipo de tumor más frecuentemente diagnosticado en varones en España, con más de 33.000 casos en el año 2015, y el segundo cáncer más común en el mundo.
Con el paso de los años, el varón experimenta un aumento de tamaño de la glándula prostática, que bien puede deberse a una patología denominada hiperplasia benigna de próstata (HBP) que, como su propio nombre indica, es benigna, o a la existencia de un tumor en la próstata. También puede ocurrir que el tamaño de la próstata se vea incrementado por una prostatitis o infección puntual en esta glándula masculina.
El cáncer de próstata no presenta una sintomatología concreta en los primeros estadios de la enfermedad, sino que puede tardar tiempo en ofrecernos una señal de alarma inicial. Cuando aparecen los primeros síntomas, como la incontinencia urinaria o la necesidad de orinar frecuentemente de día y/o de noche, estos pueden llegar a confundirse fácilmente con los de las patologías anteriormente citadas, pues son similares, por lo que la detección de este tipo de tumor es muy complicada.
Sin embargo, cuando el tumor se encuentra en un estadio más avanzado, puede provocar, además de los síntomas anteriores y de la presencia de sangre en la orina (hematuria), hinchazón y/o debilidad en las piernas, dolores óseos, insuficiencia renal, pérdida de apetito y de peso o anemia.
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Pruebas para la detección del cáncer de próstata
Para realizar el correcto diagnóstico de un tumor en la próstata, primero se efectuará una adecuada y exhaustiva historia clínica, para después llevar a cabo una exploración urológica que incluye un tacto o examen rectal, un procedimiento rutinario que puede dar la primera alerta sobre el agrandamiento anormal de la próstata, induraciones, etc.
Junto a estas primeras aproximaciones, también se realizará la prueba del antígeno prostático específico en sangre o PSA, que sirve para detectar la presencia de un tumor en esta glándula.
Además del tacto rectal y el análisis del PSA, puede llevarse a cabo una ecografía vesico-prostática que permitirá observar el área y comprobar su estado. Sin embargo, cabe comentar que, en muchas ocasiones, las citadas pruebas de detección del cáncer de próstata arrojan resultados positivos que, innecesariamente, pueden alarmar al paciente pero que, por norma general, cuando los resultados son contrastados en la mayoría de los casos no se encuentra nada.
Las pruebas de detección del cáncer de próstata concluyen con una biopsia de próstata, que se lleva a cabo sobre todo cuando se ha percibido una induración prostática en el tacto rectal o elevación persistente del PSA, y que será la que corroborará si, finalmente, se trata de una hiperplasia benigna de próstata o de un tumor prostático.
La prevención, clave para el diagnóstico precoz del cáncer de próstata
Como hemos comentado, el cáncer de próstata es asintomático y, como consecuencia, muy difícil de detectar. Es, por ello, clave la prevención, que juega un papel fundamental para determinar la existencia del tumor en sus primeros estadios de desarrollo.
Desde Clínicas García Reboll recomendamos a todos los varones acudir a la revisión anual con su especialista en urología para comprobar el estado de su sistema urinario completo, especialmente si existen familiares directos (padres o hermanos) con problemas prostáticos.
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