Prostatitis: tipos de infecciones prostáticas, síntomas y tratamiento

La prostatitis es, como su propio nombre indica, una inflamación del tejido prostático. La próstata es la glándula masculina del tamaño de una nuez que ejerce un papel clave en la fertilidad, ya que produce un liquido que facilita la capacidad de fecundación del espermatozoide.

Se trata de un tipo de infección del tracto urinario (ITU) que afecta al 11% de los varones menores de 50 años. Es la infección urinaria mas frecuente en varones entre 20 y 40 años.

Dificultad y sensación de ardor al orinar, necesidad de orinar de manera más frecuente y/o urgente de la habitual de día y de noche, presencia de sangre en la orina (hematuria), dolor abdominal, del pene y la zona perineal, en los testículos, las ingles o la zona lumbar e indicios de la gripe como fiebre, escalofríos o malestar general, son algunos de los síntomas que el varón puede experimentar cuando presenta una prostatitis.

También se pueden dar síntomas más relacionados con las relaciones sexuales, como el descenso acusado de la libido, la eyaculación dolorosa o la dificultad para lograr la erección.

¿Cuántos tipos de prostatitis existen y cómo se tratan?

Existen cuatro tipos de prostatitis, en función de la causa que las origina (infecciosa o no), de la zona o conjunto de zonas afectadas, así como del tipo de tratamiento que se requiere para su cura:

  1. Prostatitis bacteriana aguda. Es el tipo de prostatitis más común. Se trata de una infección aguda de la glándula prostática que puede tener origen en una infección por enterococos del aparato urinario (vejiga, uretra, etc.), ser producto de una lesión en la zona pélvica o aparecer a raíz de una enfermedad de transmisión sexual como el VIH, la clamidia o la gonorrea. Por lo general, este tipo de prostatitis requieren de tratamiento antibiótico durante un periodo de dos a seis semanas, en función de su gravedad. Cuando no se actúa a tiempo sobre la prostatitis y no se aplica tratamiento, esta se puede cronificar, generando síntomas más complicados y dificultando su curación.
  2. Prostatitis bacteriana crónica. Es una infección recurrente de la glándula prostática, que se une a una infección urinaria que afecta a la vejiga y la uretra. Este tipo de prostatitis requieren de la aplicación de tratamiento antibiótico durante un periodo de entre seis y doce semanas.
  3. Prostatitis abacteriana crónica o síndrome del dolor pélvico crónico (SDPC). Afecta a la próstata, la vejiga, la uretra, la zona perineal y los músculos del suelo pélvico. Sus síntomas son el dolor crónico en la región pélvica, así como los problemas urinarios o sexuales que no presentan infección y la existencia de una posible inflamación. Cuando hay inflamación, el tratamiento se lleva a cabo, por lo general, con medicamentos antiinflamatorios, ondas de choque de baja intensidad, fisioterapia pélvica… Sin embargo, cuando no existe inflamación, se suelen recomendar analgésicos, relajantes musculares y cambios en el estilo de vida (practicar ejercicio moderado de forma regular, alimentación más saludable, mayor consumo de agua…). Suele tratarse de casos en los que se tiende a somatizar sobre el suelo pélvico toda la ansiedad, el estrés y las preocupaciones de cualquier aspecto de la vida (laboral, familiar, económico…).
  4. Prostatitis asintomática. Como su propio nombre indica, no presenta ningún síntoma. Afecta a la vejiga, los conductos deferentes, la uretra, la próstata, los testículos y la vesícula seminal. En ella se puede observar inflamación y únicamente se aplica tratamiento en caso de que el resultado del antígeno prostático específico (PSA) sea alto o cuando la prostatitis esté perjudicando a la fertilidad del varón.

Diagnóstico de la prostatitis y recomendaciones sobre su tratamiento

El diagnóstico de la prostatitis es clínico (el paciente refiere algunos de los síntomas señalados anteriormente), físico (tacto rectal) y analítico de orina y/o semen. Es, a través de este último método, por el que se detecta la presencia de las posibles bacterias que revelan la existencia de una infección.

Es importante destacar que no es recomendable solicitar la determinación de antígeno prostático específico (PSA), ya que su elevación por el proceso inflamatorio no hará más que alarmar innecesariamente al paciente.

Además del tratamiento comentado para cada uno de los tipos de prostatitis, es recomendable que los pacientes traten de orinar con frecuencia, que eviten el consumo de alcohol y los alimentos picantes o con cafeína, así como que beban entre 2 y 4 litros de agua al día. En caso necesario, para aliviar el dolor, el tratamiento pautado por el especialista se puede combinar con medicamentos antiinflamatorios.

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